viernes, 12 de febrero de 2010

ORÍGENES DE LA CONDUCTA CRIMINAL

Lic.. Jesús Cureces Ríos



La clínica referida a la medicina, se ha hecho extensiva a otras disciplinas, y así como hay una historia natural de la enfermedad, también podemos encontrar una historia natural del delito; que es la relación ordenada de acontecimientos derivados de la interrelación del ser humano con su ambiente, lo que lleva del estado de adaptación al de desadaptación.

Al hablar de delincuencia nos referimos al comportamiento de un individuo que no sigue las mismas pautas de integración ni las normas socialmente aceptadas, sino que sus actividades lo sitúan en franca oposición con las normas legales vigentes.

La delincuencia forma parte de un proceso gradual de socialización desviada, que, poco a poco, se va agravando.

El asaltabancos, el secuestrador, no inician su carrera delictiva asaltando bancos o secuestrando, no.

En la mayoría de ellos, en un principio fueron transgresiones de normas no relevantes que al final desembocan en auténticos delitos.

En algunos adolescentes infringir la norma es algo transitorio, la utiliza para llamar la atención (demostrar audacia, enfrentarse a los padres, reto contra las figuras de autoridad), mientras que para otros se convierte en una forma de vida.

Sin embargo a la hora de analizar el problema de la criminalidad, conviene no enfocar nuestra atención única y exclusivamente al hecho mismo del delito, necesitamos comprender que tanto de personal y social existe bajo su apariencia.

Hay que analizar las causas del fenómeno y no sólo las consecuencias, cómo regularmente se analiza. Hay que indagar el porqué de la conducta antisocial: La personalidad, el ambiente del delincuente, así como sus motivos para delinquir.

El crimen no es un hecho que ocurre hoy, se manifiesta hoy, pero se inicio hace mucho tiempo.

Y para poder entender el como y porque se inicia este proceso necesitamos estudiar el conjunto de factores y causas que dan por resultado la conducta antisocial.

Dentro de la criminología siempre hablamos de una causa y un efecto. Si se da la causa, se da el efecto, si quitamos la causa, no se dará el efecto.

¿Qué entendemos por causa criminoga? La organización de las Naciones Unidas la define como la condición necesaria sin la cual un comportamiento delincuencial no se hubiera jamás manifestado.

La causa criminoga tiene forzosamente un efecto que es la conducta antisocial.

La criminología busca demostrar que determinadas conductas criminales siempre tiene una causa. Y conociendo éstas, podremos hacer política criminológica, es decir un adecuado control y prevención del delito.

Como ejemplo citaríamos a un sujeto que asesina a otro bajo los efectos de una droga. Si investigamos el origen de está conducta encontraríamos:



Causa-causa-causa-causa—Efecto

Mediata 1 mediata 2 mediata 3 inmediata



La causa inmediata serían los efectos agresivos causados por la droga.

¿Pero qué causó que este individuo se hiciera farmacodependiente? (causa mediata 3) Quizá una baja autoestima (causa mediata 2); pero detrás de esta baja autoestima está un sentimiento de hijo rechazado (causa mediata 1).

Y podemos seguir investigando, ya que este sentimiento del hijo rechazado pudo ser causado por una disfunción familiar etcétera.

Nos interesa atacar las primeras causas. Destruir la causa inmediata, no sirve porque aparecerá de nuevo, ya que se origina por otras causas anteriores.

Mientras más remotas sean las causas que logramos suprimir, mayor éxito tendremos en el control de la criminalidad. El problema no es tan simple ya que la conducta antisocial es producto de múltiples causas relacionadas entre sí y difíciles de descifrar.



Causa-----Causa

Causa-causa-causa-causa---Conducta

Causa-----Causa Criminal



Por otro lado tenemos los “factores predisponentes” del crimen que son aquellos que, unidos, favorecen la comisión de conductas antisociales, aunque por si solos sean incapaces de producirlo.

Factores biológicos tales como epilepsia, tumores cerebrales, daño orgánico cerebral, estados paranoides, esquizofrenia.

Factores psicológicos tales como pobre control de impulsos, el estrés, baja autoestima, pobre tolerancia a la frustración, sentimiento de rechazo y abandono.

Factores familiares tales como disfunción familiar, familiares adictos a drogas y alcohol, familiares neuróticos o agresivos, maltrato infantil, abuso sexual, miseria, hacimiento, promiscuidad, valores inadecuados o invertidos, roles inadecuados de los padres, ignorancia, indiferencia paterna, falta de limites, sobreprotección.

Factores sociales tales como insuficientes escuelas, miseria, crisis económica, fácil acceso al alcohol y a la droga, prostitución, desempleo, pandillerismo, narcotráfico, ociosidad en los jóvenes por falta de actividades, incremento de programas de sexo y violencia en los medios de comunicación.

Todos ellos son factores que predisponen, que empujan a los sujetos a la comisión de ilícitos, y son importantes, ya que a mayor cantidad y calidad de estos factores en una persona, sus posibilidades de cometer delitos es mayor.


En el Congreso de la Unión, en enero de 1937, la Cámara de Diputados discutió la reimplantación de la Pena de Muerte en el Código Penal Federal. Don Ignacio García Téllez, procurador General de la Nación, expresó estas palabras en el recinto parlamentario:

“La depleción de los delitos no debe buscarse en la atrocidad de la pena sino en la supresión de las causas: Económicas, biológicas y colectivas que determinan la incubación del crimen. Preferible sería como solución a las inquietudes que reprobables homicidas han provocado en nuestro sentir social, que busquemos una solución saneando los bajos fondos del crimen, mediante la supresión de las injustas desigualdades sociales, combatir la ignorancia y los vicios, intensificando la asistencia social trabajando por la selección técnica y moral de la seguridad pública; haciendo efectiva la responsabilidad de los funcionarios; celebrando nuestras contiendas cívicas y convirtiendo nuestras prisiones en verdaderos centros de trabajo, en clínicas de readaptación y suprimiendo, en fin, los privilegios de impunidad de todos los medios de inhumana explotación del hombre por el hombre mismo”.

Este discurso pronunciado hace más de 60 años nos indica la importancia que desde el tiempo se le daba a los factores predisponentes, ¿por qué entonces, en los albores del nuevo milenio, seguimos empeñados en tratar las consecuencias del crimen y no las causas?

El fenómeno de la criminalidad no lo vamos a resolver con más pistolas, ni con más policías, ni con más patrullas. Acepto que es una parte muy importante, pero no es lo fundamental. Si esto hubiera funcionado, los niveles de incidencia delictiva ya hubieran descendido, pero al contrario cada día van en aumento.

Para poder resolver este problema se necesitan tres áreas en perfecto equilibrio: Prevención del delito, ataque frontal a la delincuencia y readaptación social. Mientras no nos vayamos a las causas del fenómeno, nunca lo vamos a poder controlar.

A continuación veremos cuáles serían los niveles de prevención del crimen:

Prevención primaria: Mejoramiento y protección específica de las formas y sistemas de adaptación:

a)Promoción de la adaptación: Por medio de la educación cívica, ética y relaciones humanas, implantación de normas de conducta adecuadas, atención y desarrollo de la personalidad, promover adecuadas condiciones de habitación, trabajo y esparcimiento (atención social).

b)Protección específica: Aplicación de medidas preventivas específicas (atención personal para evitar ser víctima).

Prevención secundaria: Se preocupa por un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno de conductas desadaptadas:

Reprobación escolar, rebeldía para acatar normas, riñas escolares, conflictos con compañeros y profesores, asociación con pandillas, deserción o expulsión escolar, conflictos con hermanos y padres, huidas del hogar, cigarro, alcohol y drogas.

Se lleva a cabo con medidas propias para detectar casos individuales y de grupo, como son las encuestas. Su objeto es prevenir complicaciones (crimen), secuelas (prisión) y difusión de conductas criminogenas (contaminación).

Prevención terciaria: Incluye tratamiento de las secuelas como reeducación, rehabilitación y readaptación, corrigiendo hasta donde sea posible los daños sufridos (centros de detención), su objetivo es prevenir nuevas conductas antisociales (reincidencia).

Debemos pugnar por una política preventiva del crimen, en lugar de una represiva en grado máximo, ya que esta última no es la solución para enfrentar la creciente criminalidad.

FUENTE: PERIÓDICO FRONTERA
AUTOR: MTRO. JESÚS CURECES RÍOS
CRIMINÓLOGO - PENITENCIARISTA

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